‘Coyotes’ develan ‘modus operandi’

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TECÚN UMÁN, Guatemala, 22 de julio.— El hombre dio un trago a su cerveza en un bar cerca del río Suchiate, que separa a Guatemala de México, antes de contestar una pregunta sobre su negocio de tráfico de personas con otro interrogante: “¿usted cree que un coyote va a decir que es coyote?”.

Vestido con bermudas y sandalias, parecía él mismo un migrante, pero el hombre habló como un empresario, mientras describió cómo enviaba decenas de miles de dólares en carga humana desde los barrios pobres de Honduras y las montañas de Guatemala hacia ciudades alrededor de Estados Unidos.

“Es negocio”, dijo bajo el anonimato. “A veces va muy bien”.

Es un negocio de alto riesgo y frecuentemente con importantes rendimientos, que genera unos seis mil 600 millones de dólares al año a traficantes a lo largo de las rutas que llevan a Estados Unidos, según un reporte de 2010 de las Naciones Unidas.

Los traficantes se han beneficiado de la creciente violencia en ciudades centroamericanas, además del anhelo de reunificación de las familias. Los padres con frecuencia viajan al norte en busca de trabajo y ahorrar dinero para mandar traer a sus hijos, a veces años después de haber llegado a Estados Unidos.

Muchos niños y adolescentes que viajaron recientemente a Estados Unidos dijeron que lo hicieron después de escuchar que les permitirían quedarse. Esa realidad dio pie a que crecieran rumores de una nueva ley o amnistía migratoria para los niños.

Defensores de los derechos de los migrantes en Estados Unidos dicen que han visto más niños que huyen no sólo del reclutamiento de las pandillas y la violencia al azar sino porque ellos mismos ya han sido blanco de ataques.

“Lo más importante es ayudarle a esta gente”, dijo otro coyote en Ixtepec, Oaxaca, donde muchos migrantes abordan La Bestia.

El traficante pidió ser identificado como Antonio Martínez, un nombre que usa como seudónimo y que utilizó cuando, por primera vez, estuvo en la cárcel, en Estados Unidos, donde pasó 12 años por posesión de drogas; ahora se convirtió al cristianismo.

“Es esencial el coyote”, dijo. “Si no tienes una brújula te puedes perder”.

Martínez dijo que cobra dos mil 500 dólares por el viaje desde la frontera de Guatemala a la frontera de Estados Unidos, que da a los migrantes documentos de identidad mexicanos falsos y les hace aprender por lo menos la primera estrofa del Himno Nacional de México.

“Apréndete que eres mexicano, les digo. Ya no eres guatemalteca. Aquí ya no es ‘patojo’ (niño), puro ‘chamaco’, son ‘chamacos’’’, añadió a manera de ejemplo.

Los precios se han incrementado en años recientes para compensar la caída en el negocio del tráfico de mexicanos y para contrarrestar los “impuestos” que deben pagar a cárteles de las drogas por mover personas a través de sus territorios.

El traficante en la frontera de Guatemala que habló después de que un intermediario negoció el lugar y momento, dijo que cobra 10 mil dólares por persona desde Centroamérica y eso cubre todo: desde hoteles hasta pagos en trenes, sobornos a autoridades y cuotas a cárteles. Pero en ocasiones, dijo, un grupo del narcotráfico puede exigir tanto como cinco mil dólares extra, bajo el riesgo de enfrentar la muerte.

“Hay que andar con cuidado, por Los Zetas. Ésos los descuartizan y luego hasta los graban.”

El hombre dijo que un traficante se viste para mezclarse con los 10 o 15 migrantes que puede llevar cada semana. Como muchos coyotes, él mismo primero fue a Estados Unidos como migrante, donde trabajó como cocinero y aprendió algo de inglés.

Los coyotes buscan a sus clientes en redes sociales, por amigos, familiares o referencias de clientes anteriores. A los que van hacia Texas les cobran la mitad del precio por adelantado, reciben otra cantidad en el camino, a través de depósitos bancarios o transferencias, y obtienen el pago final cuando llegan a su destino.

Los que van hacia California pueden dar todo hasta que están allá.

Muchos traficantes utilizan las rutas de La Bestia y de ahí escogen alguna de las tres principales para el norte: Reynosa, Tamaulipas; Ciudad Juárez, Chihuahua, o el que cruza el desierto de Sonora.

La mayoría opta por Tamaulipas, la ruta más corta, pero también la más peligrosa.

Un funcionario del gobierno mexicano, que monitorea la migración ilegal, pero que no estaba autorizado a comentar públicamente sobre el tema, dijo que los menores que actúan como guías pueden ganar hasta 100 dólares por migrante.

Una joven estadunidense que vivía en el sur de Texas dijo a las autoridades, después de ser arrestada, que le iban a pagar 150 dólares por cada migrante que recogiera cerca del río Bravo y lo llevara en auto a una casa de seguridad. Ella recibiría 200 dólares si el viaje era hasta Houston, dijo el funcionario mexicano.

Las personas que alimentan y cuidan a los migrantes en casas de seguridad en Estados Unidos suelen estar sin documentos y recibir un pago. En otros casos, un estadunidense puede recibir 20 dólares por cada migrante y por día.

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