BERLÍN, 19 de julio.- La canciller alemana, Angela Merkel, abordó hoy con el presidente ruso, Vladimir Putin, la necesidad de garantizar una investigación independiente en el lugar donde cayó el avión malayo, al tiempo que le apremiaba a ejercer su influencia sobre los separatistas prorrusos del este de Ucrania.
Según el viceportavoz del Gobierno de Berlín, Georg Streiter, Merkel y Putin se mostraron de acuerdo, en una conversación telefónica mantenida hoy, en que se debía posibilitar la llegada de una comisión de la Organización Internacional de Aviación Civil al lugar donde se estrelló el aparato tras ser derribado por un misil, el jueves.
Además, Putin coincidió con Merkel en la necesidad de que se reúna lo antes posible el grupo de contacto internacional -integrado por Ucrania, Rusia y representantes de la OSCE- para negociar un alto al fuego.
De acuerdo con esa fuente, la canciller apremió de nuevo al presidente ruso a ejercer su influencia sobre los separatistas prorrusos para posibilitar la investigación y el esclarecimiento de la catástrofe, así como el rescate de los cuerpos de las víctimas.
La conversación telefónica sigue a la mantenida la noche pasada entre la canciller y el presidente estadunidense, Barack Obama, en la que según la Casa Blanca ambos subrayaron la necesidad de que las pruebas del avión siniestrado en Ucrania permanezcan «intactas».
EXPERTOS ACCEDEN A ZONA DE DESASTRE
Un grupo de expertos de la OSCE se convirtió hoy en el primer equipo internacional en acceder al lugar donde hace dos días fue derribado el avión malayo en el este de Ucrania, en medio del temor por la posible destrucción de pruebas y el robo de cadáveres denunciado por Kiev.
Los investigadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) se internaron en el campo abierto junto a la localidad de Grabovo, en la región de Donetsk, donde permanecen desperdigados los cuerpos de las 298 víctimas del siniestro y los restos del avión.
El grupo, al que ayer le fue denegado el acceso, consiguió hoy visitar la zona a pie tras mantener una discusión con los milicianos armados que custodian el lugar, aunque se quejó de las trabas que les pusieron los rebeldes prorrusos.
Si ustedes no me dejan hacer mi trabajo me quejaré a (Alexandr) Borodai (líder de los insurgentes prorrusos)», se dirigió a un comandante de las milicias el suizo Alex Hug, jefe de la misión internacional de la OSCE para Ucrania.
Tras casi media hora de discusión, los expertos se resignaron a seguir la ruta marcada por los milicianos, que les impidieron abandonar la carretera que corta en dos el descampado salpicado por los restos de la tragedia con la excusa de no obstruir el trabajo de los servicios de rescate.
La zona, a unos 80 kilómetros de la capital regional, Donetsk, ofrece un espectáculo dantesco. Un gran fragmento del fuselaje del avión deja ver claramente el emblema de la compañía aérea Malaysian Airlines, a la que pertenecía el avión supuestamente abatido por un misil tierra-aire, de cuyo disparo Occidente acusa a los insurgentes apoyados por Rusia.
Otros trozos más pequeños del aparato están diseminados en una amplia zona entre numerosos cuerpos de hombres y mujeres que viajaban en el fatídico vuelo. La mayoría, 192, eran ciudadanos de Holanda, que se encuentra conmocionada por la tragedia.
Decenas de miles de personas de todo el mundo han dejado mensajes de dolor y de apoyo en los registros de condolencias creados en Holanda en memoria de las víctimas, entre ellos el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, que ha firmado hoy en el libro de condolencias abierto en el aeropuerto de Schiphol en Amsterdam.