China llega a invertir en Argentina

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BUENOS AIRES, 19 de julio.— Argentina firmó ayer varios acuerdos con China que le permitirán financiar obras de infraestructura y compras de bienes al país asiático, dando una bocanada de oxígeno a una nación sin acceso al crédito externo y al borde de una cesación de pagos.

Los convenios refrendados en Buenos Aires por la presidenta Cristina Fernández y su par chino Xi Jinping incluyen el desembolso de préstamos por 7,500 millones de dólares para la construcción de dos represas hidroeléctricas y la renovación de una línea ferroviaria, clave para el transporte de granos.

Es un día que podemos definir como fundacional en las relaciones entre ambos países”, dijo Fernández al término de la firma de los acuerdos.

Los bancos centrales de los dos países también cerraron un acuerdo de tres años por el equivalente a 11 mil millones de dólares que le permitirá “fortalecer el nivel de reservas de laRepública Argentina y facilitar la inversión en moneda local y promover el intercambio comercial bilateral”, se informó.

“A diferencia del swap anterior, suscripto entre ambos bancos centrales en 2009, en este acuerdo se han mejorado significativamente las condiciones de uso, flexibilizando plazos, reduciendo costos y autorizando usos adicionales a los que previamente habían sido acordados”, informó el banco central argentino en un comunicado.

Fernández destacó el convenio entre los bancos centrales, señalando que el mismo podrá brindar “estabilidad en los tipos de cambio, en momentos en que sufrimos como país ataques especulativos por parte de fondos buitre”.

La visita de dos días de Xi a Argentina es la primera de un presidente chino en 10 años.

China es el segundo socio comercial del país sudamericano después de Brasil y su principal comprador de productos agrícolas.

Hoy, unos 300 empresarios chinos y argentinos mantendrán reuniones para firmar 24 convenios de intercambio comercial de productos como carne, langostinos y pescados congelados, lanas, cueros, porotos de soya y aceite de soya, entre otros, por alrededor de 250 millones de dólares.

 

AL ES TERRENO FÉRTIL PARA CHINA Y RUSIA
Los líderes de China y Rusia realizaron visitas simultáneas a América Latina y fueron recibidos con los brazos abiertos por algunos de los gobiernos más hostiles hacia Estados Unidos, incluidos los de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Sus prolongadas visitas, que incluyeron paradas en Argentina y Brasil, dos naciones que se han distanciado de Estados Unidos en tiempos recientes, reflejan la mezcla de ideología e imperativos económicos que les permiten expandir su influencia sin esconderse de Estados Unidos.

Estos son todos países que generan interrogantes en Estados Unidos”, comentó Kevin Gallagher, economista de la Boston University especializado en las relaciones chino-latinoamericanas. “Va a ser necesaria una buena dosis de relaciones públicas para que ciertos círculos fóbicos no lo interpreten como una alineación abierta con gobiernos izquierdistas que no se llevan bien con Estados Unidos.”

Vladimir Putin, presidente ruso, y su homólogo chino, Xi Jinping, dicen que sus visitas buscan ampliar los lazos comerciales, no debilitar la influencia de Estados Unidos. Simplemente aprovecharon su presencia en Brasil para asistir a una cumbre de las naciones que integran el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

En la cumbre se acordó la creación de un banco de desarrollo de cien mil millones de dólares, que aspira a ser una alternativa al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los cuales son vistos como muy alineados con Estados Unidos.

Antes de llegar a Fortaleza, la ciudad costera brasileña donde tuvo lugar la cumbre, Putin hizo su primera visita en más de una década a Cuba, donde resaltó la reciente decisión de
condonar 90% de la deuda de la isla con Moscú y anunció acuerdos para invertir en la industria petrolera. También hizo una sorpresiva escala en Nicaragua, donde se reunió con el presidente Daniel Ortega, y firmó un acuerdo sobre energía nuclear con Argentina.

Xi planea visitar Cuba y Argentina durante su gira de nueve días, y hacer una escala en Venezuela, que en años recientes ha obtenido más de 50 mil millones de dólares en préstamos a ser pagados con petróleo, que la hacen la principal receptora de financiación china en la región.

Provocación a EU

De las dos visitas, la de Xi es la que ha generado mayor interés. Mientras que el viaje de Putin es visto como una forma de provocar a Estados Unidos para contrarrestar lo que interpreta como una interferencia norteamericana en Ucrania y Europa Oriental, dos áreas de influencia rusa, China ha reemplazado a Estados Unidos como el principal socio comercial de una nación tras otra.

China ha registrado un crecimiento descomunal de su economía en la última década y su demanda de petróleo, soya y mineral de hierro ha llenado las arcas de los productores sudamericanos. Las compras de bienes de la región se multiplicaron por 20 desde el año 2000, según el Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero a medida que las economías de China y de América Latina comenzaron a desacelerarse como consecuencia de la crisis financiera mundial, surgieron roces, especialmente entre Argentina y Brasil, cuyos productores están pidiendo protección de las importaciones de bienes chinos baratos con los que no pueden competir.

“La luna de miel se terminó y todos tratan de manejar la relación de modo tal que puedan sacar los mayores beneficios posibles y limitar los costos”, dijo Gallagher.

No está claro qué hará Xi con el creciente poder de China. Durante su primer viaje a América Latina como jefe de estado hace un año visitó tres de los países con economías más abiertas de la región —México, Costa Rica y Trinidad y Tobago—, en lo que algunos observadores consideraron como un visto bueno a las políticas de mercado libre que promueve Estados Unidos desde hace años.

Pero en este segundo viaje ha recorrido países cuyas políticas alejaron a los inversionistas y que están al borde de graves crisis. Sobre todo Argentina, que libra una feroz batalla legal con inversionistas estadunidenses para evitar un segundo default en 13 años, y Venezuela, cuya economía está siendo azotada por una escasez generalizada de productos y una inflación superior a 50%.

Si bien ambas naciones necesitan desesperadamente inversiones extranjeras y tienen abundante petróleo que China puede comprar a buenos precios, sus esperanzas de un rescate financiero chino tal vez sean desmedidas ya que Xi no es inmune a los desafíos que enfrentan los inversionistas, según Dan Restrepo, quien sirvió como el principal asesor del presidente Barack Obama en temas de Latinoamérica.

Si no consiguen atraer inversiones chinas ahora, se pondrá de manifiesto lo aislados que están estos países desde un punto de vista financiero”, sostuvo Restrepo en una entrevista telefónica desde Washington.

Xi no ha dicho por ahora si usará su chequera en este viaje o si aprovechará para tirar dardos a Estados Unidos, como hizo Putin en Cuba, cuando festejó el surgimiento de una “América Latina unida y políticamente independiente” y criticó el bloqueo comercial estadunidense de la isla, que ya lleva más de medio siglo.

“Las grandes distancias no borran una amistad íntima”, expresó Xi, citando un antiguo poema chino, en una entrevista escrita con varios diarios latinoamericanos al describir el estado de las relaciones con la región.

Cualquier cosa que diga o haga, será seguida de cerca en Washington.

No hay duda de que hay cierta ansiedad en torno a las intenciones de China, sus capacidades y la posibilidad de que le cree problemas a Estados Unidos”, afirmó Richard Feinberg, quien estuvo encargado de Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional y quien hoy colabora con la Brookings Institution. “Lo concreto a esta altura es que estamos viendo una China mucho más confiada y segura”, aseguró.

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