WASHINGTON, 19 de julio.— Los presidentes de El Salvador, Guatemala y Honduras serán recibidos el viernes 25 de julio por el presidente Barack Obama para discutir la crisis de los menores indocumentados, informó ayer la Casa Blanca.
La presencia de los mandatarios Otto Pérez Molina (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras) y Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) se producirá un mes después del encuentro que sostuvieron con el vicepresidente Joe Biden, quien realizó un viaje por Centroamérica.
El vocero presidencial Josh Earnest dijo que los tres jefes de Estado centroamericanos serán recibidos en la Casa Blanca para hablar sobre el reforzamiento de “nuestra colaboración en curso para frenar el flujo de inmigrantes indocumentados de Centroamérica a México y a Estados Unidos”.
En un comunicado, Earnest agregó que los dirigentes revisarán los esfuerzos que se realizan “para promover la migración segura, legal y ordenada entre nuestros países con un espíritu de responsabilidad compartida”.
En tanto, la deportación de migrantes centroamericanos se acelera desde Estados Unidos.
Un total de 66 madres, niños y adolescentes deportados de Estados Unidos llegó ayer a Honduras, en el segundo grupo expulsado desde que estalló la crisis humanitaria provocada por la migración de menores centroamericanos, informaron fuentes oficiales.
Una comisión del gobierno encabezada por la primera dama, Ana García, recibió a 31 mujeres, 19 niños, 14 niñas y dos adolescentes en el aeropuerto de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, 260 km al norte de la capital.
“Todas (las que llegaron) son madres de familia que han salido de diferentes lugares del país en busca de un sueño y, como vimos en el vuelo anterior, estas madres vienen con tristeza, acongojadas”, declaró a medios locales la primera dama.
En Guatemala, siete niños, de entre dos y 16 años, y cinco madres, llegaron ayer a Guatemala deportados de Estados Unidos.
Los menores y sus madres llegaron al aeropuerto de la Fuerza Aérea Guatemalteca de la capital en un avión estadunidense, dentro de un grupo de tres vuelos con 354 deportados.
Las madres y los menores caminaron cabizbajos por la pista del aeropuerto cargando unos pocos bienes, algunas de las mujeres con los menores más pequeños en sus brazos.
Una comisión estatal, encabezada por el procurador general de la nación, Vladimir Aguilar, recibió a los deportados en la pista del aeropuerto para luego llevarlos al área de protocolo de esa base militar, donde personal de migración los documentó.
“El día de hoy (ayer) el Estado de Guatemala le está dando la cordial bienvenida a estas familias guatemaltecas”, dijo Aguilar en rueda de prensa.
Dos de las cinco madres fueron deportadas con dos hijos, mientras que las otras tres con uno cada una, precisó el funcionario, sin dar a conocer los nombres. Las familias fueron detenidas hace cuatro semanas en la frontera del estado sureño de Texas, y su expulsión fue rápida.
Las cifras de Estados Unidos indican que desde octubre del año pasado por lo menos 57 mil niños sin compañía de adultos, la mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala, han sido interceptados en suelo estadunidense tras emigrar en busca de sus familiares o huyendo de la violencia en sus países.
El Departamento de Seguridad Interna de EU estima que la cifra podría llegar a 90 mil niños a finales de este año fiscal (septiembre).
Muchos de los niños que hacen la travesía sin un familiar son llevados por traficantes conocidos como coyotes, quienes lucran con el deseo de los padres de alejar a sus hijos de la miseria en sus países y de ser reclutados por las violentas pandillas.
Los gobiernos centroamericanos han anunciado programas para combatir la pobreza, que supera niveles de 60% en los tres países, así como implementar planes para mejorar la seguridad.
“Tenemos que diseñar un plan de desarrollo para nuestro país que permita combatir la inseguridad, la violencia, el narcotráfico y que podamos, de esa manera, llegar a las causas estructurales de ese problema que hace que muchas familias emigren de nuestro país”, dijo ayer la primera dama de Honduras, Ana García, al recibir a los deportados.