Una mujer abatió a dos hampones en el fallido asalto

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Ciudad de México.- Como lo marca su entrenamiento, la mujer, custodia de Seguritec, se quedó dentro de la camioneta en espera de que volvieran sus compañeros que iban a abastecer los cajeros del Instituto Nacional de Rehabilitación. Pero por el cristal blindado vio caer a Carlos Castro, otro custodio, asesinado de dos tiros. Entonces tomó una escopeta, la asomó por una rendija y disparó. Le dio a dos.

Un millón 900 mil pesos era el botín que una banda de ladrones esperaba robarle a un grupo de custodios en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) la tarde del lunes, pero al final ni siquiera lograron tocarlo. Una de las principales responsables: una mujer miembro del equipo de traslado de valores.

La custodio —cuya identidad se reserva por su seguridad— trabaja como cajera de la camioneta número 74-89 de la empresa Seguritec. Afirma que desde el interior de la unidad disparó y mató a dos de los cuatro ladrones, según relató la noche del lunes relató a los agentes de la Fiscalía de Homicidios.

Los testimonios de al menos 19 personas que estuvieron presentes en el tiroteo quedaron asentados en el expediente TLP4/T1/1776/13-11.

Según contó, poco antes de las 14:45 horas le entregó un par de valijas con dinero a su compañero Víctor Ignacio Flores, quien iba escoltado por Carlos Castro. En las bolsas llevaban fajos de billetes de 200, 100 y 50 pesos. Con ese dinero abastecerían el cajero del banco HSBC que está en el primer nivel del lugar.

Como lo marca su entrenamiento la mujer se quedó dentro de la camioneta en espera de que regresaran sus compañeros. Sólo veía por el cristal blindado que le permite observar hacia afuera.

Desde ahí miró el momento en que su compañero Carlos Castro fue amagado por un ladrón que llevaba dos armas. Vio que Carlos le dijo algo al delincuente y el momento justo en que lo mataron. Después vio a Víctor Flores dispararle al ladrón que también cayó muerto.

Entonces tomó su escopeta, la asomó por una pequeña rendija de la camioneta y comenzó a disparar a los delincuentes. Le dio a dos de ellos. Los que estaban más cerca de la camioneta.

Custodio asesinado festejaba su cumpleaños 33

Era el cumpleaños de Carlos Castro. Por eso su esposa le pidió que no fuera a trabajar para festejar que llegaba a los 33 años. Pero él hombre sabía que no podía faltar a sus labores y se fue… ya no regresó. Él es el custodio que perdió la vida durante el fallido asalto en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

Carlos tenía poco más de un año trabajando en la empresa de valores Seguritec. Su esposa e hijo de dos años lo esperaban de regreso en casa, la noche del lunes para festejar.

Su función en la empresa era la de escoltar siempre a su compañero que cargaba bolsas con dinero. La orden que tenía era la de cuidarlo y vigilar que nadie se le acercara. Por eso cuando vio que un hombre con bata y armado caminó hacia él, quiso defenderlo. Pero no pudo.

Los testigos que declararon en la Fiscalía aseguran que Carlos le pidió al ladrón que le apuntaba que no le hiciera daño. Le dijo que tenía un hijo que lo esperaba en casa y que no le disparara, pero el delincuente no hizo caso. Al parecer se puso nervioso, le dio un tiro en el cuello y en el pecho y lo mató.

Al ver esto el compañero de Carlos soltó las bolsas con el dinero que llevaba, tomó su arma y disparó contra ese delincuente. También lo mató. Los cuerpos de los dos hombres quedaron tendidos boca arriba a menos de medio metro de distancia uno del otro.

Bajo el brazo derecho del hampón quedó una pistola. Y bajo su pierna izquierda quedó otra más.

La noche del lunes familiares de Carlos contaron en la Fiscalía de Homicidios que aquel hombre nació el 25 de noviembre de 1980. El pasado lunes, cuando cumplía 33 años, perdió la vida.

Identifican a uno de los asaltantes muertos en tiroteo

Fernando Acosta Soto, de 41 años, fue uno de los cuatro asaltantes que perdió la vida en la balacera ocurrida en el interior del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), el pasado lunes. Al introducir sus huellas dactilares en su base de datos, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) comprobó que tiene antecedentes penales (que datan de 1996), por robo y portación de arma de fuego.

El titular de la dependencia, Rodolfo Ríos Garza, detalló que este sujeto es el único que está identificado; los otros tres presuntos responsables permanecen en calidad de desconocidos en el anfiteatro de la Fiscalía de Homicidios.

Para investigar el caso, la PGJDF cuenta con las grabaciones de 60 cámaras de seguridad ubicadas al interior del INR. Luego de analiza las cámaras de seguridad del C2, la procuraduría concluyó que ninguno de los dispositivos estaba orientado hacia la entrada del hospital.

Era taxista

Acosta Soto se desempeñaba como taxista y vivía en la delegación Miguel Hidalgo, de acuerdo con su familia, que ayer identificó el cuerpo. Sus parientes también reconocieron que había ingresado a prisión —hace 17 años—, salió en febrero de 2002, y luego se convirtió en taxista.

La PGJDF reconoció el hallazgo en el INR de cinco armas cortas, que llevaban los delincuentes. En contraste, los custodios de la empresa de valores Seguritec portaban armas largas.

Un total de 19 empleados de seguridad del hospital rindieron su declaración. Luego de esto, la PGJDF confirmó que fueron seis personas las que participaron en el intento de asalto. Cuatro de los responsables murieron y dos más están prófugos. Además del empleado de la empresa de valores que perdió la vida, dos más resultaron heridos; uno se encuentra grave.

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