EL FRACASO ESCOLAR NO SÓLO SE FORJA EN LA ESCUELA, LOS PADRES TAMBIÉN TIENEN UNA RESPONSABILIDAD IMPORTANTE EN ESTE TEMA
Urge que tanto los docentes como los padres de familia y los políticos, retomen el papel de autoridad moral y legal que forme estructura en los niños y los jóvenes.
Los padres deben ser conscientes de que el fracaso escolar no se tiene su origen únicamente en las aulas, también en la falta de valores como el orden, el esfuerzo, la constancia o la organización en la casa, contribuyen al abandono escolar.
Los padres deben sentirse implicados en los resultados académicos de sus hijos, ya que casi nunca dependen exclusivamente del profesorado o de los medios del centro académico, sino de los principios que los progenitores inculcan a sus hijos. Llama especialmente la atención el fenómeno del caguamón: el hecho de que una gran cantidad de jóvenes se reúnan los fines de semana en la noche, para beber sin control en cualquier parque o callejón obscuro, esconde graves problemas de educación. Esta práctica deja entrever una reducción drástica de la cultura del trabajo y el esfuerzo, de la autoridad de padres y maestros, y corrobora el dominio de un ocio concebido como la búsqueda del placer por el placer.
El aumento en el número de fenómenos violentos protagonizados por jóvenes, constituye una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento con resultados sociales devastadores.
La falta de visibilidad de estos estos fenómenos en los medios de comunicación (como correspondería por su gravedad) no es más que cierta complicidad con las grandes empresas que venden productos alcohólicos y se anuncian en sus medios.
Para luchar contra estos factores externos que afectan al rendimiento escolar de los adolescentes, tanto los padres de familia como los profesores y los actores sociales deben retomar su papel de autoridad, predicando con el ejemplo. Nuestros políticos quieren llegar demasiado rápido a los jóvenes, sin enseñarles con el ejemplo, que es necesario esforzarse para conseguir lo que se quiere.
Sergio Francisco Chapela Preciado.
