El albergue más grande de México

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CHILPANCINGO, México, sep. 27, 2013.- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, 64, 65, 66, 242, 243, 244, 459, 460, 460, 648, 649, 650.

De todos tonos y lugares las colchonetas, igual que sus 650 dueños.

Este es el albergue más grande de México.

Tres enormes dormitorios dan cobijo desde hace 13 días a damnificados de las siete regiones de Guerrero. Saben bien de lo que hablan.

De que no cuentan más que con una colchoneta y tres comidas calientes al día.

El Ejército mexicano, con 50 miembros de alto rango, capacitados para condiciones de desastre, instrumento un plan de auxilio a damnificados varios días antes de la llegada del huracán “Manuel”.

Miles se acercaron a las puertas del CREA de Chilpancingo para constatar en estas listas, que sus familiares seguían vivos.

Para evitar brotes epidemiológicos, los albergues tienen estrictas normas de operación.

Cada familia es responsable de la limpieza del espacio que le es asignado.

Deben obedecer todas las indicaciones sanitarias de baño.

No se permiten expresiones físicas o verbales que ofendan a otros.

Dar la paz, obligadamente.- aunque se duerma, en condiciones traumáticas, junto a 644 conocidos.

La contingencia ha dejado 552 municipios dañados. 58 mil personas sin casa y sin control, en riesgo de epidemia. Por eso el Plan DN-III es reconocido por organismos internacionales y ha sido modelo para otras naciones.

“Si tiene familiares que presentan síntomas, que se hagan el estudio: es gratis. Venimos de la Secretaría de Salud, del área de tuberculosis. Venimos viendo si tienen tos con flema para llevarlas al laboratorio”, dice un activista.

Obligado a vender carbón de niño, agricultor sin recursos, y padre de dos jóvenes con discapacidad, don Antonio Orendain, de Las Palmas, Guerrero ha superado toda clase de pruebas, pero la tormenta lo sorprendió en medio de un ataque reumático.

“Se nos vino la casa encima… Que nos ayudaran a sacar el escombro… si nos dan el material, nosotros podemos construir… Yo malo, ellos enfermos, no hay quien nos ayude para la papa”, dice don Antonio.

La gran cocina comunitaria del Plan DN-III está en Guerrero desde julio.

Tiene capacidad para sostener con vida a 2 mil 500 personas en un desastre en el que no haya ni luz, ni alimento ni agua.

Cuenta con un tanque de mil 700 litros de agua,

“Sí, tenemos los implementos necesarios para llevar víveres a una población. Tenemos una población en la cual se lleva a cabo todo el adiestramiento. Hay médicos, nutriólogos encargados de elaborar el menú para que funcione adecuadamente”, comenta el teniente coronel Leonardo Samano.

En caso de una situación de extremo aislamiento, las cocinas habilitadas para el Plan DN-III cuentan con alimentos enlatados, y deshidratados para sostener a los damnificados varios dias.

La llegada de la tormenta tropical “Manuel” implica retos para quienes operan los albergues, que quizá deberán estar en pie largo plazo, frente a un trabajo masivo de reconstrucción.

Aunque se invita a todos a participar en lecturas, terapias de grupo y lecturas, las pesadillas son constantes.

Estos hombres deben enfrentarse a cuadros de depresión y ansiedad frente al futuro.

Limpiar, hablar, acomodar, levantar. Hacer reportes, vigilar, auxiliar, en espera de más dolidos.

Y cuando todos esos dolidos se vayan, en espera de otro llamado.

Así se apaga la luz en el albergue más grande de México.

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