CIUDAD DE MÉXICO, 22 de julio.- En el Archivo Gustavo Casasola hay cientos de imágenes inéditas o muy poco conocidas. Cada una es un documento histórico y en total suman poco más de 200 mil registros entre fotografías de la Revolución Mexicana y un rico acervo de los personajes más importantes de la literatura y el periodismo de principios del siglo XX, así como distintas personalidades del cine, el teatro, los deportes, escenas populares, cartas, documentos y postales que forman parte de la memoria gráfica de México.
Éste es el archivo personal de Gustavo Casasola, hijo del legendario Agustín Víctor Casasola –cuyo archivo fue vendido al INAH en 1976–, pero éste es otro, el de la memoria del hijo que acompañaba a su padre por toda la ciudad, y que con el paso de los años enriqueció con cientos de donaciones, compras y de su propio trabajo en El Tiempo y El Imparcial, cuenta Vania Casasola Córdoba, quien recién ha creado la Fundación Casasola por la Cultura A.C.
Por ahora el mayor pendiente de este archivo particular es su conservación, reconoce, pero sobre todo dinamizarlo y revitalizarlo para que el público sepa que existe y que en las entrañas de su cuerpo existen verdaderas joyas.
“Casi siempre la gente piensa en el Archivo Casasola como el de aquellas fotografías donde aparecen Pancho Villa, Emiliano Zapata, la silla presidencial o la Adelita, pero en realidad aquí estamos hablando de un archivo documental donde hay muchas cosas más”, asegura.
Cabe señalar que de los 200 mil registros conservados en este archivo, sólo se utilizan cerca de cinco mil piezas de forma más constante, las cuales son requeridas por investigadores mexicanos y extranjeros o para ilustrar publicaciones especializadas.
“Lo cierto es que aún hay muchas cajas y fotografías que están en nuestra bodega de Cuernavaca, pero por ahora estamos buscando un espacio donde pueda ser consultado el archivo, aunque también consultamos la posibilidad de su digitalización y posterior puesta a disposición en internet”, explica.
¿Se buscará depositar estas imágenes en comodato con alguna institución?, se le pregunta a Vania Casasola. “No, más bien queremos un espacio en comodato que la fundación pueda utilizar como sede para recibir visitantes, dar pláticas y exhibiciones. No se busca que el archivo esté en comodato”.
¿En qué proceso está la clasificación y catalogación del archivo? “Se mantiene la catalogación original, dividida por secciones: Revolución, tipos y escenas populares, judiciales, Ciudad de México, exteriores e interiores, toros, deportes y también tenemos los reportajes que Agustín Víctor hizo en 1922 por las zonas petroleras”.
¿Qué porcentaje del archivo necesitará alguna restauración? “Cerca del 10% del archivo, pero en su mayoría las imágenes se encuentran en buen estado”.
¿Cuánto se ha digitalizado del acervo? “Alrededor del 10%, pero todo lo demás está guardado y se mantiene clasificado, utilizando los recursos que se obtienen de los proyectos editoriales para adquirir material de conversación, como cajas especiales, material libre de ácido, controles de humo y extintores especiales”.
¿Se buscará apoyo de la Escuela de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM)? “Por ahora estamos a la espera de un dictamen, donde el ENCRyM nos dirá en qué podría apoyarnos. Y justo ese mismo dictamen nos ayudará a solicitar apoyos a diferentes instituciones”.
¿En qué parte del archivo se trabaja ahora? “En la sección de ciencia y tecnología de México. Es un rubro muy rico donde muchas imágenes no se habían digitalizado porque no había sido utilizadas, así que estamos en proceso de digitalizarlas”.
Fundación y proyectos
La Fundación Casasola por la Cultura A.C. fue concebida en 2008, pero su impulso surgió hace ocho meses, bajo la idea de recuperar este archivo que ha permanecido en el silencio.
Ahora este archivo particular forma parte de la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privadas de México y está buscando el respaldo de la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi).
Entre los proyectos que impulsará la fundación a partir de este año se encuentra el proyecto Cuarto oscuro al aula, que pretende llevar exposiciones a preparatorias y universidades de México, junto con una serie de e-Book, donde pueden participar los investigadores de dichas universidades.
“De momento tenemos un convenio con la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), así que constantemente compartimos exposiciones fotográficas con ellos y se dan pláticas en sus planteles sobre historia de la Revolución Mexicana, del periodismo, de la batalla del 5 de mayo y del Porfiriato. Pero aún no tenemos un convenio con alguna universidad, pero estamos tocando puertas y estamos armando el contenido de los e-book”, explica Vania Casasola, vicepresidenta de la Fundación Casasola por la Cultura A.C.
“También queremos organizar un concurso internacional de fotografía, pues creemos que es importante que volvamos a ser ese referente, sino no ya como fotógrafos activos, sí como institución que resguarda parte gráfica y que fue un emblema creemos que vale la pena retomarlo apoyados por fotógrafos mexicanos reconocidos”, abunda.
Y paralelamente se impulsarán el Proyecto de actualización del archivo, uno de los más importantes, donde se considerará la posibilidad de obtener registros fotográficos más contemporáneos para que el archivo crezca y no envejezca.
Dos archivos
En México existen dos archivos Casasola. Uno es llamado solamente Archivo Casasola y permanece en las bodegas del Sistema Nacional de Fototecas, resguardado por el INAH.
Este archivo fue vendido por la familia Casasola Zapata al gobierno de Luis Echeverría Álvarez, en 1976. En su totalidad, las imágenes provienen de la Agencia de Información Gráfica, fundada en 1912 por Agustín Víctor Casasola Velasco, y la venta se consumó en diez millones de pesos de la época.
Pero también está el Archivo Gustavo Casasola, construido a partir del material personal que conservó Gustavo Casasola Zapata, quien recibió cientos de donaciones y adquirió distintos materiales que aquí se dan a conocer.
Historias de la Revolución
Gustavo Casasola revela el contenido de algunas de sus imágenes.
El de la Revolución Mexicana es uno de los temas más apreciados en el Archivo Gustavo Casasola, conformado por más de 12 mil fotografías. Así lo dice Agustín Gustavo Alberto Casasola Salamanca, hijo de Agustín Víctor Casasola Velasco, presidente de la Fundación Casasola por la Cultura A.C., y quien a continuación describe algunas de las historias poco conocidas que guarda el archivo.
Ésta es apenas una breve muestra de lo que contiene este acervo, donde también hay fotografías de un grupo de zapatistas, montados en el techo de una iglesia, vigilando la llegada de los enemigos; o la enigmática imagen de Carmen Serdán, símbolo indiscutible de la lucha de la mujer y del apoyo en las luchas políticas de principios del siglo XX.
Venustiano Carranza
Una de las imágenes más poderosas del archivo es aquella donde se ve a Venustiano Carranza sentado, apoyando la espalda en el muro de una hacienda abandonada. La imagen fue captada en algún punto del norte del país, en marzo de 1913, luego de lanzar el Plan de Guadalupe y de renunciar a la gubernatura de Coahuila, desconociendo a Victoriano Huerta
No se sabe quién es el autor de la instantánea, pero ahí se puede ver a un Carranza en una actitud de reposo, posiblemente ocultándose del sol implacable. La imagen es muy simbólica porque testimonia la rebelión contra el gobierno golpista de Victoriano Huerta.
Se cree que justo en ese momento Carranza ya ha viajado varios kilómetros a caballo, cruzando el estado de Coahuila para llegar hasta Sonora, donde se unirá al grupo de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
A simple vista el cansancio ha empezado a herir el rostro de Carranza y poco a poco sus ropas se irán rasgando. Quizá por eso cuando días después llegara a Sonora, lo primero que pidió fue un poco de ropa. Lo cierto es que esta fotografía habla del esfuerzo de seguir una idea política y del gran valor que se requiere.
Obregón y Calles
Otra foto que capta un momento histórico en la Ciudad de México es aquella donde aparecen Álvaro Obregón (manco) y Plutarco Elías Calles, recargado en el tren, acompañados del estado mayor de Obregón. La imagen, que bien podría ser alrededor de 1920, corresponde a la etapa del levantamiento huertista, etapa en la que Obregón dijo aquella frase inolvidable: “Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.
Prisioneras zapatistas
Un testimonio único es la fotografía donde fueron captadas las prisioneras zapatistas, en 1914, como una medida para obligar a Emiliano Zapata a deponer las armas.
Sin embargo, la mayor sorpresa oculta en este grupo de nueve mujeres es que entre ellas está una de las hermanas del Caudillo del Sur. ¿Quién es? Se trata de la segunda mujer de izquierda a derecha, aquella que sujeta el rebozo con su mano izquierda, mientras sostiene la palabra desafío en la mirada.
Hacienda
Una imagen que testimonia las diferencias a lo largo de los primeros años del siglo XX es aquella donde posan 18 individuos en el interior de lo que podría ser una hacienda. Pero aquí lo más valioso es la actitud de cada uno, su vestimenta.
La foto la encabeza un señor muy moderno que sostiene su perrito, flanqueado por dos jinetes que sostiene su lazo; en la parte de abajo aparecen los hombres de campo, uno de ellos con una pata de palo, quizá víctima de algún accidente.
Pero lo más claro son los distintos rostros de los ocho niños, quienes posan en distintas actitudes, eso sí, reflejando en su rostro los estragos del momento histórico que están viviendo. Es una imagen que habla de la triste realidad del campo.
Campamento federal
El último testimonio fotográfico es el de una mujer que ocupa la escena central dentro de un campamento federal.
Ahí se puede ver a un hombre postrado, sosteniendo una botella de vidrio, quizá enfermo, bajo la sombra improvisada por la corteza de un árbol, rodeado por hombres uniformados en posición de descanso.
Sin embargo, en el fondo la imagen demuestra esa otra cara de aquellas mujeres que siempre acompañaron a sus hombres, aún durante la lucha armada.