COLIMAMEDIOS
Fuente|DiarioAvanzada
*El crimen cometido contra dos mujeres de 18 años en Cerro de Ortega evidencia falta de sensibilidad y «que no hay ni un compromiso con una política pública de velar y proteger a este sector», lamenta la integrante de Espacio Feminista, Guadalupe Quijano **Colima, primer lugar nacional en violencia sexual.
Si las mujeres asesinadas en Cerro de Ortega el fin de semana hubieran sido hijas de funcionarios, del mismo gobernador o con una posición socioeconómica distinta, lo más seguro es que la administración estatal hubiera emprendido acciones o hubiera emitido una alerta de violencia de género, cosa que hasta el momento no ha hecho, por el contrario, ha minimizando el problema, lamenta Guadalupe Quijano García, representante en la entidad de la organización Civil Espacio Feminista.
Ello muestra al gobierno de Mario Anguiano Moreno como carente de sensibilidad y responsabilidad social y política hacia las mujeres, abunda la activista, «cuando matan a una mujer nos matan a todas, están mandando un mensaje a las mujeres de que el lugar no es seguro. Una autoridad que minimiza este tipo de circunstancias, o que las clasifica, es algo muy lamentable».
Apenas este sábado pasado las organizaciones feministas y de derechos humanos en el estado declararon la alerta ciudadana de la violencia de género, el objetivo, apuntaron, es visibilizar y protestar por la negligencia de las autoridades federales y locales que se han negado autorizar las investigaciones en diferentes entidades, «a pesar del creciente número de feminicidos, con seis mujeres asesinadas a diario cada vez con mayor saña y sadismo».
Guadalupe Quijano insiste en la falta de sensibilidad y de visión de Estado, «porque si bien el Estado puede ser represor, también tiene su otra cara de protector y de velar por la seguridad pública, y dentro de esa visión debe de cuidar la integridad de las mujeres», cosa que no se está viendo en Colima, estado que encabeza en el país la violencia sexual hacia las mujeres.
DEMAGOGIA: EL DISCURSO Y LOS HECHOS
El Ejecutivo local debe de poner mayor atención en esta problemática, advierte la defensora de los derechos de las féminas, «porque en el discurso podrá decir muchas cosas, en campañas, como que están a favor de las mujeres; pero en la práctica generalmente no incluyen o retoman el primer artículo de la constitución, de elevar a carácter constitucional los derechos humanos, lo alejan de sus políticas públicas».
Pondera que la actuación de un gobierno ante hechos como el sucedido en Cerro de Ortega, debería de estar relacionado con esos principios, desde esa perspectiva de Estado y de autoridades, de velar por la protección de los problemas. Que también se debería de ver en su plan de gobierno, su plan estatal y la asignación de presupuesto, «pero si en eso está ausente es demagogia», añade.
«En este caso son utilizados los discursos de igualdad, equidad, este modelo del MED; un discurso sólo para ganar el voto femenino, porque en los hechos hace falta mucho trabajo. En las (inaudible) que emiten frente a la violación flagrante de los derechos humanos o a la falta de protección de seguridad e integridad de las mujeres, como el caso de las chicas de Cerro de Ortega, nos refleja que no hay ni un compromiso con una política pública de velar por el sector femenino. Parece que en la seguridad pública y de Estado no estamos incluidas las mujeres, más que en el ámbito familiar, pero no como seres humanos o personas».
La integrante de Espacio Feminista indica que es malo que se diera otro escenario si las mujeres asesinadas fueran hijas de funcionarios, todas merecen una verdadera protección, explica, «eso es lo malo, la mirada con la que se gobierna refleja cierta discriminación, no es lo mismo que si vivieran en una situación económica favorable o relacionadas con el poder o las autoridades, que igual se debería de investigar, no digo que a ellas no, al contrario, no debería de haber ninguna objeción en cualquier caso, se debería de velar por la seguridad de las personas y prevenir, que para eso es la alerta de género».
LA CALIDAD DE VIDA NO LLEGA A LAS MUJERES
Luego de la alerta ciudadana emitida por violencia de género, Guadalupe Quijano García refiere que desafortunadamente coincidió con el asesinato de las mujeres en Cerro de Ortega, pero se ha malinterpretado este posicionamiento, dice, «se ha visto como un castigo de los gobiernos en turno, y no se trata de eso, se trata de tomar medidas preventivas, y en serio los problemas que tiene que ver con las mujeres, en este caso de las mujeres de Cerro de Ortega, tan fundamental como es la vida».
Otro elemento que se pone en la mesa, generalmente, es si está o no vinculada al narcotráfico, si está o no o es una rencilla o crimen pasional, agrega la activista, pero ninguna es válida, «las autoridades existen por una razón de ser: proteger a los ciudadanos y guardar el estado de derecho, independientemente de la procedencia o circunstancias en las cuales se desarrollen, por eso existen los derechos humanos y garantías individuales. El gobierno no puede repartir la justicia o velar la protección de las personas en calidad de su situación económica o su procedencia moral. Eso es inconcebible».
«Somos el primer lugar en violencia sexual hacia las mujeres, entonces qué está pasando en Colima, que se presume de buena calidad de vida pero a su vez el lugar, el territorio, no es seguro para las mujeres. Y no digo precisamente las calles, sino en las casas, en el hogar, donde debería de ser de protección; en la práctica ha significado para muchas su desgracia. O un problema psicológico, económico, patrimonial y a eso se suma una violencia sexual», reflexiona la feminista.
Por lo anterior, hizo un llamado al gobierno de Mario Anguiano a sensibilizar y tomar una responsabilidad política y pública frente a la situación que viven las mujeres en el estado. En Colima la violencia contra las mujeres ha aumentado, es el primer lugar de violencia sexual hacia las colimenses, con el 10.1% frente a la media nacional del 7.3%, el quinto lugar en violencia general que refiere a las diferentes formas de agresión que ocurren en el ámbito privado (violencia física, emocional, sexual y económica).