ANÁLISIS POLÍTICO
Abel González Sánchez
La Ley orgánica de la Universidad de Colima fue decretada en 1962 y reformada en 1980 por Griselda Álvarez, es decir tiene 32 años sin ningún cambio, lo cual va en perjuicio de los mismos trabajadores universitarios, de los estudiantes y de la misma sociedad colimense, se asignan cerca de 1,600 millones de pesos anuales de la federación y del gobierno estatal.
No se trata aquí de demostrar con un simple análisis de su articulado de que ya es obsoleta, como el art. 26 que no exige tener maestría ni doctorado para ser rector, solo dice que debe tener un grado superior al bachiller, lo cual es incongruente con la realidad educativa nacional y estatal, tampoco nos interesa cuestionar aquí el uso trasparente de los recursos económicos en términos normativos, solo analizamos que los rectores o el mismo grupo de funcionarios que la administran están obligados en abrirse mas a la sociedad para que la universidad sea más democrática, trasparente y popular.
La historia de la Universidad de Colima no puede suscribirse solo entre grupos buenos contra grupos malos o de porros, entre directivos contra sindicato o viceversa, es algo más trascendente, es la seguridad social de toda la planta laboral, la universidad se transformó mucho hasta la administración de Fernando Moreno, después bajó su ritmo hasta hoy, ahora urgen grandes decisiones y cambios acelerados académicos y de infraestructura en beneficio de los colimenses. Cada rector, cada líder estudiantil de la FEC y colaboradores universitarios demostraron su interés y capacidad por mejorarla, sin dudas, es una de las mejores del país pero bajó su ritmo ascendente, tampoco nadie lo niega.
Por ello urgen cambios de fondo, el actual rector tiene liderazgo para reorganizarla y de verdad urge por el bien de la propia institución educativa y del desarrollo estatal, pues es el brazo mas fuerte estatal en materia de educación, pero debe advertirse también que si le asignan anualmente cerca de 1,600 millones de pesos del gobierno federal y estatal, ya no es asunto de directivos o del sindicato, ni de los partidos que cínicamente exhortan no meter manos en asuntos internos, cuando se convierte en un asunto de carácter social, pues los recursos provienen de todos los impuestos de los ciudadanos, ojalá el nuevo rector inicie una nueva etapa de conciliación y certidumbre para toda la comunidad universitaria.
Aprovechamos la oportunidad para enviar un saludo a Humberto Silva Ochoa, Director General de Ecos de la Costa, quien recientemente estuvo hospitalizado, esperamos que pronto recupere su salud, si recordamos, Silva Ochoa fue también uno de los rectores que fortaleció mucho en la refundación y modernización de la Universidad de Colima.
Por último debemos advertir que el conflicto sindical universitario será superado tarde que temprano, pero si se descuida ahora en la sucesión de la gubernatura, puede generar verdaderos dolores de cabeza a los proyectos de algunos aspirantes y partidos porque el respaldo de los trabajadores universitarios podría dividirse y debilitarse profundamente.