La mayoría de los ciudadanos del estado de Colima no somos partidistas, pero nos gusta opinar, valorar y cuestionar lo que hacen los partidos y sus gobernantes una vez que logran ganar en las urnas, sabemos cuáles son buenos, regulares y malos al terminar o poco antes de finalizar su administración, pero nosotros, la inmensa mayoría de los colimenses no nos apasionamos por determinados partidos ni por sus candidatos en los tiempos de campaña y de transición del poder municipal o estatal.
A la mayoría de los ciudadanos lo único que nos interesa a medida que se acerca la decisión de votar, es saber ¿Cuál de los aspirantes nos conviene más para que sea gobernador, presidente municipal o diputado? ¿Cuál de estos verdaderamente nos puede representar bien? ¿Conviene a los ciudadanos cambiar de partido? ¿Será necesario apoyar con el voto al mismo grupo político gobernante? ¿Será mejor Nacho o Jorge Luis?
Todas estas y muchas preguntas más nos vamos a formular los ciudadanos a medida que se acerque el momento de tomar la decisión, y vamos a dar algunos puntos de vista del perfil del gobernador o gobernadora que necesitamos los colimenses, sobre todo porque Colima tiene las bases para darle un impulso a los diferentes sectores económicos como es el agropecuario, al sector turismo, educativo y empresarial.
Por lo pronto, podemos asegurar que el escenario político de la transición del gobierno del estado se va definiendo en dos candidatos; Nacho Peralta por parte del PRI y Jorge Luis Preciado en representación del PAN, ¿Pero cuál de los dos nos conviene más? Este tema no es nada sencillo para sustentarlo en cinco líneas, sin embargo lo debemos abordar en el momento oportuno, ya que todavía faltan más elementos de peso.
Porque no bastan conocer los perfiles de los candidatos, su capacidad y experiencia, si no a quienes representan o con quiénes asumirá los nuevos cargos también, por ello vamos todos analizando esta gran decisión del voto en forma reflexiva, porque para la gente poco influyen los grandes espectaculares en las avenidas o sus promesas de campaña, que al final casi nadie de ellos las respeta, por ello la decisión del voto es de reflexión, de análisis y es eminentemente personalísima al momento de tomar la boleta, cruzarla y depositarla.
Sin embargo poco a poco tenemos que ir analizando fríamente lo que más nos conviene, que incluye inclusive el decidir a ir o no a votar como muchos aseguran que no lo han hecho durante años, porque están hartos de las campañas, pero es un grave error por la misma falta de cultura cívica y electoral provocada por el cinismo político de muchos candidatos y gobernantes que se mantienen en el poder durante muchos años, pero sin beneficio de la ciudadanía. Por tal motivo vale la pena reflexionar entes de emitir el voto.