COLIMAMEDIOS
Fuente|DiarioDeColima
Comerciantes ubicados en la avenida De los Maestros, a la altura del puente sobre del río Colima, manifestaron la necesidad de un colector pluvial en la avenida V. Carranza, para evitar que sus negocios se sigan inundando.
Puntualizaron que bastó con la lluvia del 15 de agosto para que sus establecimientos se vieran nuevamente afectados, pues el agua que bajó por la V. Carranza no tuvo el desfogue necesario.
Aseguraron que las pérdidas por las inundaciones van de los 10 mil a los 200 mil pesos.
Martha Jiménez Ruiz, dueña de una tienda de abarrotes, comentó que, aunado a la ineficiencia del drenaje pluvial, está el hecho de que el nivel del puente se elevara, pues no permite que el agua vierta directamente en el río.
Asimismo, refirió que si bien es cierto que la gente tira mucha basura, también es verdad que no se les da un buen mantenimiento a las alcantarillas, “que siempre están llenas de tierra, sin espacio para que circule el agua”.
Catalina Hernández Romero, también dueña de una tienda de abarrotes, consideró que es insuficiente el drenaje existente para la cantidad de agua que circula durante las tormentas.
Es necesario construir un colector pluvial con la capacidad suficiente para captar el agua que baja por la avenida V. Carranza, la conduzca por la avenida De los Maestros y finalmente desemboque en el río Colima.
Si no se hace esta obra, cada temporada de lluvias se presentarán inundaciones en la zona, denunciaron comerciantes ubicados sobre la avenida De los Maestros.
Externaron que con la lluvia registrada el 15 de agosto, sus negocios se vieron nuevamente afectados. Tuvieron pérdidas que van desde los 10 mil hasta los 200 mil pesos. Manifestaron que es insuficiente el drenaje pluvial existente.
Martha Jiménez Ruiz, dueña de una tienda de abarrotes, manifestó que cuando llueve, el agua que baja por la avenida V. Carranza, al no ser suficientes las rejillas, se introduce a sus negocios.
“Se les hizo el comentario que queríamos una rejilla grande en esa avenida para no tener este problema, pero no se nos escuchó, cada que llueve es lo mismo”, argumentó.
Explicó que el nivel del puente se elevó y el agua ya no puede verterse directamente en el río. “No es posible que por negligencia de nuestras autoridades, tengamos que sufrir esto cada temporal de lluvias”.
Si bien es cierto que la gente tira mucha basura, apuntó, también es verdad que no se les da un buen mantenimiento a las alcantarillas, “que siempre están llenas de tierra, sin espacio para que circule el agua”.
La postura de los vecinos y de los comerciantes con respecto a la modificación del puente fue de desacuerdo, indicó.
Señaló que, “en su momento, les comentamos que no era necesario un gasto tan grande, puesto que se le podía dar profundidad y no altura”.
Sostuvo que de haberse atendido su propuesta, habría bastado con que se le diera profundidad al río, se construyeran muros, y que se le diera mantenimiento a las alcantarillas, para evitar inundaciones.
“Incluso hubo un desplegado del Colegio de Arquitectos e Ingenieros, donde ellos se ofrecían a hacer un estudio, pero fueron inútiles las protestas”, dijo.
Puntualizó que las inundaciones no han sido por crecimiento del río, “la primera fue por una presa que se abrió, aquí se llenó de peces, culebras, pollos, lodo fangoso y apestoso.
“La segunda fue por el huracán Jova, pero fue porque estaban trabajando en el puente y estaban bloqueados varios de los arcos”, agregó.
Con esta última inundación, sus pérdidas ascienden a más de 200 mil pesos, “pero no sólo es económica, sino física y emocional”.
Externó que es necesario un colector pluvial con la capacidad necesaria para desahogar las avenidas, “así como solicitar a las autoridades que coloquen más rejillas para dar salida a tanta agua”.
Felicia Rodríguez Cortés, dueña de una fonda, mencionó que sus pérdidas son de alrededor de 30 mil pesos.
Comentó que resultaron dañados su refrigerador, extractor, licuadora, computadora, mantelería, así como productos para la comida que vende, “verduras, fruta y carnes se echaron a perder”.
Indicó que un día posterior a la inundación, personal del Ayuntamiento de Colima acudió al lugar para realizar un estimado de los daños, pero hasta el momento no han regresado para decirles qué procederá.
Dijo que el agua alcanzó una altura de 70 centímetros, “también se nos taparon los baños, los de Ciapacov quedaron en que iban a venir, pero no lo han hecho”.
María Elena Sánchez, dueña de una papelería, señaló que en su negocio el agua alcanzó una altura de 30 centímetros, y el mayor daño que sufrió fue que se descompuso su fotocopiadora, además de una caja de libretas que no logró recoger.
“El agua del río efectivamente no se salió, pero fue tanta agua que bajó por V. Carranza, que seguramente es porque no hay drenaje suficiente”, apuntó.
Agregó que piden que se construyan colectores de manera correcta, “porque es la tercera vez que nos inundamos”, añadió.
Catalina Hernández Romero, dueña de una tienda de abarrotes, relató que ese día estaba ella en la puerta de su negocio cuando se percató de que el agua que venía por la avenida era diferente de la corriente pluvial.
“Me atemoricé, cerré la tienda. Era agua revuelta, y el agua me arrastró todo lo que tenía abajo. No sabe uno exactamente de donde viene el agua, sólo sabemos que baja por la V Carranza, con una fuerza increíble”, compartió.
Consideró que es insuficiente el drenaje existente para dejar pasar tanta agua. “Nos hace falta más amplitud para la fluidez, para evitar esto; son daños no sólo para nosotros, sino también para el Gobierno”.
Cipactli Artemiza López Diego, empleada de una tienda de tatuajes, expresó que, afortunadamente, por experiencias pasadas, lograron rescatar la mayor parte de su mercancía.
“Tuvimos que quitar material y cosas que son propias de la tienda. Acudió personal del Ayuntamiento y se calculó que el daño es de 10 mil pesos”, dijo.